Cuando los jueces hacen política y los políticos justicia

Los políticos eligen a los jueces que quizá algún día los tengan que juzgar, los nombran, les pagan y les dictan las sentencias. Nadie muerde la mano que le da de comer.
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10/2/2018 - Muchas son las elucubraciones que han barajado los periodistas, incluso la sociedad civil, en los últimos tiempos sobre el verdadero papel del Gobierno de Rajoy frente a los separatistas catalanes.
Desde el primer referéndum que no se iba a celebrar, y se celebró, hasta nuestros días que no se sabe muy bien dónde estamos, parecía que Rajoy iba a dar en cualquier momento un portazo para zanjar esta indigna situación, pero el portazo no sonó.
Se nos anunció que Rajoy sabía muy bien conducir esta situación que derrapaba por momentos, pero Rajoy como buen gallego desempolvó el artículo 155 sin aplicarlo y cuando todo el mundo pensaba que esta situación estaba amañada y pactada surgió la juez Carmen Lamela poniendo orden en este desmadre nacional enviando a prisión a Oriol Junqueras y otros siete exconsejeros que hizo recobrar a gran parte de la sociedad española la fe en la Justicia. Pero tan sólo fue un sueño efímero porque inmediatamente los políticos tomaron el relevo de la Justicia poniendo en libertad, a través de sus portavoces del Tribunal Supremo, a Carmen Forcadell y a todos los demás encausados. Forcadell libre y Presidenta de del Parlamento de Cataluña. ¡Con dos cojones!
La juez Carmen Lamela será apartada como en su día lo fue Mercedes Alaya y todos los golpistas serán puestos en libertad. Y aquí paz y después gloria en un país doblegado ante la corrupción.
Las declaraciones del Gobierno anunciando que vería con buenos ojos la puesta en libertad de todos los encausados por el golpe secesionista catalán fue un mensaje directo al Tribunal Supremo y un mal presagio para la dignidad de España. Ahora sólo queda esperar las elecciones de 21-D y comprobar cómo Rajoy nos conduce a la reforma de la Constitución para otorgar de facto a los "Países Catalanes" lo que tantas veces he denunciado: "Cataluña Estado libre asociado de la Corona española".
Lo malo no es que estamos en manos de felones, bellacos y traidores, lo grave es que a pesar de que todos los hechos apuntan que ha habido un pacto soterrado desde el principio aún hay ciudadanos que apoyan a los traidores del PP.
Cuando los jueces se dedican a hacer política los políticos, evidentemente, tiene que hacer de jueces. Y así nos va.
Así lo pienso y así lo digo. - Juan Vte. Santacreu
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Artículos y opiniones sobre la justicia española -- Era imprescindible este apartado para dar cabida a todas las protestas y denuncias que surgen continuamente en España sobre la Justicia y que no llegan a difundirse por la extrema censura que hay en los medios de comunicación, en las redes sociales y lo más triste, en Google y todas sus secciones. Por lo menos es alentador comprobar que cada día surgen nuevas alternativas de libertad frente a los inquisidores del siglo XXI.
1109 – El Estado, que presume de ser garante de los derechos de los ciudadanos, es el primero que los vulnera al permitir que una persona espere años por una sentencia.
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Cuando los jueces hacen política y los políticos hacen justicia, se rompe el equilibrio esencial de la democracia: la separación de poderes. Si los jueces actúan como militantes, dejan de aplicar la ley con imparcialidad y convierten los tribunales en trincheras ideológicas. La consecuencia es que los ciudadanos pierden confianza en la justicia, viéndola como un arma de unos contra otros, en lugar de una garantía para todos.
Por otro lado, cuando los políticos se arrogan el papel de jueces, instrumentalizan la justicia para castigar adversarios o proteger a los suyos. Eso genera arbitrariedad, inseguridad jurídica y una sensación de impunidad para quienes tienen poder. Además, debilita el Estado de derecho, porque las decisiones dejan de basarse en normas objetivas para depender del capricho o interés del gobernante de turno. Por lo tanto, esta confusión de roles no solo deteriora la credibilidad de las instituciones, sino que erosiona la democracia misma, dejando a los ciudadanos indefensos.